LA ANTROPOLOGÍA DE LO INTERESANTE por Ainoa Castel



La antropología es la ciencia que estudia al ser humano desde una perspectiva integral, es decir, centrándose en sus características físicas, biológicas y culturales. De hecho, una de las funciones de los antropólogos es analizar los problemas de la humanidad para entender el funcionamiento de la sociedad actual y pretérita. Sea como sea, hay que tener en cuenta que la antropología se divide en diferentes ramas, por lo que las tareas pueden variar en función de la disciplina que se elija. Por ejemplo, algunos antropólogos estudian las relaciones e influencias de las sociedades en el ser humano. En cambio, otros se centran en las diferentes culturas, religiones, enfermedades, costumbres, lenguas, ciudades, etc

Las notas de corte para acceder a la carrera no superan al 5,1 (la encontrarás en La Laguna, Madrid, Barcelona, País Vasco, Sevilla, Granada y Tarragona) expecto en Granada que es de 8,6.

Pero definir es delimitar las cosas, por ello voy a poner dos ejemplos que te encenderán el interés:

Margaret Mead, antropóloga feminista, y Eve Ensler, cuyos libros aunque ella no haya estudiado la carrera de antropología, se asemejan al trabajo que un antropólogo podría realizar, obviamente nunca tan profesional o profundo como el de quien haya estudiado la carrera.

Margaret Mead nació en Filadelfia (Estados Unidos) el 16 de diciembre de 1901. Fue profesora y antropóloga cultural estadounidense, una de las personalidades más intrigantes en el campo de la antropología, que saltó a la fama en un momento en que los hombres eran los investigadores preeminentes en el campo. Era revolucionaria, curiosa e inconformista, feminista, defensora de los derechos de las mujeres y humanista.

Mead defendía la teoría sobre los roles de género, expresaba que los roles tal y como se conocían (la mujer sumisa o el hombre dominante) no eran algo natural, sino una construcción social. Uno de los trabajos más emblemáticos de Mead con respecto al género aparece en el libro Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, basado en su análisis de diferentes grupos étnicos de Nueva Guinea en los que los roles atribuidos a ambos sexos diferían en gran medida de los roles tradicionales considerados por el mundo occidental. Concretamente, analizó a las tribus arapesh, tchambuli y mundugumor. En la sociedad arapesh observó que independientemente del sexo biológico, todos los individuos eran criados de manera que asumieran una conducta tranquila, pacífica y afable cercana a lo que en occidente se consideraría femenina.

Sus observaciones sobre los tchambuli reflejarían que en esa sociedad la mujer se dedica a la búsqueda del sustento en actividades como la pesca y dirige la comunidad, mientras que el varón realiza las tareas del hogar, asumiendo conductas atribuidas al otro género en otras sociedades y mostrando ellos mayor sensibilidad en aspectos como el arte y la búsqueda de la belleza. Dicho de otro modo, los roles de género de esa sociedad podrían haberse considerado el reverso de los occidentales.

Por último, el comportamiento de los mundugumor resulta prácticamente inverso al de los arapesh, siendo ambos sexos educados de manera que resultan agresivos, violentos y

competitivos de un modo semejante al que se consideraría típicamente masculina en aquella época.

Así comprobó, que los roles de género tienen una construcción únicamente social, al contrario de lo que se pensaba en la época, las diferencias biológicas existentes entre ambos sexos no determinan el comportamiento que deben tener hombres y mujeres sino que es la crianza y la transmisión cultural la que incita a la existencia de la mayor parte de diferencias sociales.

Eve Ensler, escritora, activista y feminista estadounidense; como dije anteriormente, no es antropóloga, pero ha hecho, en sus dos libros “diarios de una vagina” y “soy una criatura emocional” un trabajo que se le asemeja. Ensler, entrevistó a miles de mujeres por el mundo acerca del sexo, las relaciones amorosas, la violencia doméstica... En su primer libro habló con mujeres en general, y en el segundo, se centró en adolescentes.

«Me preocupan las vaginas. Me preocupaba lo que pensamos sobre las vaginas, y lo que no pensamos acerca de ellas... De modo que decidí hablar a las mujeres acerca de sus vaginas, entrevistar a la vagina, y así comenzaron los monólogos de la vagina.

»Hablé con más de doscientas mujeres. Hablé con mujeres ancianas, con mujeres jóvenes, casadas, solteras, profesoras, actrices, profesionales, afroamericanas, hispanas, asiáticas, judías... Al principio se mostraban renuentes, un poco tímidas. Pero una vez que empezaban, no había modo de que parasen.»

a continuación les voy a dejar el prólogo del libro “Soy una criatura emocional”

“Escribí este libro porque creo en ti. Creo en tu autenticidad, tu excepcionalidad, tu intensidad, tu furia. Me encanta que te pintes el pelo de violeta, que te subas tu falda corta, que pongas tu música a todo volumen mientras tarareas de memoria cada palabra. [...] Posees una vitalidad y energía indispensable que, si se soltara, podría transformar, inspirar y restablecer al mundo.”

Enser reflexiona sobre cómo las mujeres siempre estamos sometidas a más presiones que los hombres; tanto culturales, paternales, sociales, o personales; como también a las emociones que estas nos generan y de las cuales estallan muchas veces gracias a esa mismas presiones. En este libro Eve Ensler nos enumera todas las presiones por las que las mujeres pasamos en cualquier ámbito de nuestra vida y cualquier lugar en el mundo.

Desde las de la sociedad con su estereotipo de “mujer perfecta” que para llegar a la realización de esa definición se tiene que bajar de peso, pasar por dolorosos métodos de belleza; pasando por la dura presión que ejercen los mayores en el ámbito académico de una o en el futuro económico; hasta las incomprensibles costumbres culturales como mutilaciones, esclavitud sexual y miles de ejemplos más.

En conclusión, he elegido a estas dos mujeres no sólo por sus interesantes trabajos, sino por la clara revolución que incitan. Por un lado, Mead, además de definirse como feminista, se atrevió a defender una teoría arriesgándose a ser señalada de “loca”, ya que claramente en ese momento su ideología era algo fuera de lo “normal”. Por otro lado, Ensler, en sus libros, saca al descubierto la voz de las mujeres, la cual, aún hoy en día, sigue muchas veces siendo tapada por una inmensa marea de “silenciadores”, que no buscan más que un género femenino sin voz ni voto.

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